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Los 5 pasos de una mente creativa

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¿Se te ha ocurrido una idea genial mientras tomas una ducha? Esos son los momentos Eureka. Electrizantes y transformadores, estos chispazos creativos no surgen de la nada. Son parte de un proceso que involucra curiosidad, trabajo mental y una ayuda del inconsciente.

En un fascinante artículo para la revista Scientific American Mind, Nessa Victoria Bryce describe las etapas del proceso creativo basada en casi cien años de investigaciones. Lo primero que salta a la vista es que existen dos grandes caminos para llegar a soluciones creativas: a través de la percepción repentina (insight) o el pensamiento analítico. El primero es una suerte de epifanía, el momento del ¡ajá! repentino, mientras que la ruta analítica supone un método claro y establecido.

En ambos casos, el proceso comienza al poner la curiosidad en acción. Esta es la etapa de exploración, cuando recabamos información sobre la situación que deseamos resolver y nos preguntamos: ¿cómo puedo hacer esto de otra manera? Salir de la zona de confort y explorar opciones aparentemente inconexas resulta muy útil para las mentes que trabajan por insight, puesto que aquello que en apariencia nada tiene que ver con el asunto podría convertirse más adelante en algo clave. Así que cuando explores, hazlo libremente, con ganas de fluir.

Luego viene la etapa de enfocarse. «Las soluciones a los grandes problemas requieren práctica, habilidades y estudio», escribe Victoria Bryce en su artículo «Aún así, las soluciones creativas aparecen cuando alguien aplica su experiencia en nuevos campos». Esto nos dice que debemos invertir tiempo y energía en la situación que tenemos por delante, sea un libro, una estrategia de negocios o el presupuesto familiar. Y si bien hay actividades que nos apasionan más que otras, para que la creatividad aparezca hay que poner las neuronas a trabajar y echar mano de lo que hemos aprendido en la vida.

La siguiente etapa podría sonar contradictoria. Es el momento de la incubación, cuando abrimos espacios para que la mente inconsciente trabaje. Si te fijas, el momento Eureka suele llegar cuando estamos distraídos en otra cosa, y los estudios comprueban que bajarle el volumen al pensamiento consciente es una excelente vía para llegar a soluciones creativas. Dar una caminata, tomar un baño de mar, meditar o descansar en la hamaca permite que el inconsciente traiga a la luz esa idea que ha venido rumiando sin que lo supiéramos.

El cuarto paso es la percepción repentina. Es el chispazo creativo, el momento cuando «la respuesta se hace evidente». Acá el cerebro trabaja de manera amplia y hace conexiones que no son tan evidentes. Conecta los puntos y saltan las ideas: de pronto vemos todo desde otro ángulo. Los estudios señalan que la activación del hemisferio derecho cerebral, encargado del pensamiento más abstracto y general, es el más activo en esta etapa.

Por último, viene el seguimiento, porque no hay idea perfecta ni definitiva. De hecho, al ser consultado sobre su capacidad creativa, el premio Nobel Linus Pauling dice: «tengo muchas ideas y desecho las malas». Por eso verificar, ensayar y ajustar nuestras ideas es tan importante. Esto podemos hacerlo con colegas, amigos o por experiencia directa. La ventaja es que al llegar a este punto nuestro ánimo está elevado y así reforzamos las ganas de seguir explorando.

Desarrollar la creatividad (que todos tenemos) es una emocionante forma de enriquecer nuestras vidas y ampliar horizontes. Buscando respuestas creativas a las pequeñas y grandes situaciones cotidianas tenemos una oportunidad fabulosa de saborear la existencia, y de paso, transformar el mundo que nos rodea.

Entonces, ¿listos para dar los primeros pasos?